CARLOS MORALES, SUS CORRUPTOS Y SU DELFÍN

            


 Me llama la atención que algunos de mis colegas comentaristas hablan de que Carlos Morales Vázquez ha logrado darle un gran cambio a su gobierno. Opinan que sus decisiones actuales son las correctas y las más idóneas. Hablan de “golpe de timón”, “cambio de rumbo”, “corrección”.

 

A mí, por el contrario, me parece que el segundo periodo de Carlos Morales al frente de Tuxtla Gutiérrez es igual o peor que el primero. Sigue demostrando que no puede con el cargo.

 

¿Cuál es el golpe de timón si sigue gobernando con casi los mismos funcionarios que la vez anterior? ¿Cuál es el cambio de rumbo si la ausencia de un plan de gobierno sigue siendo el común denominador? ¿En que se basan para decir que hubo una corrección en la actual gestión si no se ve la rectificación de los errores pasados, ni siquiera un mínimo decremento en los actos de corrupción?

 

Que se engañe el que quiera dejarse engañar. El gobierno de Carlos Morales sigue siendo pésimo, hay inseguridad, desvío de recursos públicos, abuso de poder, tráfico de influencias, violencia de género, extorsiones a empresarios y violación a los derechos laborales de los trabajadores del Ayuntamiento. A la sazón, que nadie se haga falsas ideas. La gallina que come hueve, aunque le quemen el pico.

 

MÁS DE LO MISMO

 

            Si algo demuestra el segundo periodo al hilo de Morales Vázquez es que vamos a seguir por la misma ruta. Para empezar, goza de cabal protección por parte de su compadre Uriel Estrada Martínez, titular de la Auditoría Superior del Estado, quien hasta este momento no ha presentado el resultado de la investigación por la compra ilegal de los contenedores para basura que el acalde le hizo por adjudicación directa y con sobreprecio a la empresa Veolia. ¿Dónde está el cambio?

 

            Por otro lado, la mejora en la imagen urbana de la capital ha sido realizada con recursos estatales y federales, porque son proyectos del gobierno estatal. Insisto: el gobierno tuxtleco no ha cambiado de rumbo.

 

            Pero mejor halemos de lo actual. Por ejemplo, de por qué Carlos Morales protege a Hermilo Bedrán Ruiz, secretario de Desarrollo Urbano, quien está acusado de extorsión, nepotismo y de encubrir a dueños de antros y bares que son señalados, entre otros delitos, de trata de personas.

 

            Se dice que Hermilo, junto con su director de Asuntos Jurídicos, Josu Andoni Palacios Ordoñez, y el inspector Delmar Román Aguilar, negocian con los centros nocturnos moches de dinero en efectivo y equipos de cómputo a cambio de permitirles laborar a pesar de las veladas actividades ilegales, como prostitución, tráfico de drogas y trata de personas.

 

            Este trío de funcionarios públicos municipales es responsable de que los antros laboren hasta las ocho de la mañana cuando lo permitido es hasta las 4 a.m.

 

            También son responsables del cierre de diversos comercios y, especialmente, de estaciones de combis de la ruta Tuxtla-San Cristóbal, ubicadas por el rumbo del 5 de Mayo. Pues son acusados de que con el pretexto de la instalación de la ciclovía, extorsionaron a los concesionarios. Estos, al no poder pagar la cuota que les exigían, cerraron sus locales.

 

            ¿Dónde está pues el cambio de rumbo? ¿Dónde la corrección?

 

            Se me olvidaba. Hermilo Bedrán Ruiz también es señalado de lucrar con la obra pública municipal. En complicidad con su esposa Silvia Elizabeth Becerra Reyes, quien trabaja en la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (Cemic) en Chiapas, obtienen contratos de obra del Ayuntamiento a través de una sus empresas personales, llamada Habitad. Claro, al margen de la ley.

 

EL DELFÍN

 

            Ante esto, ya se rumora que Carlos Morales Vázquez ya tiene en la vista a su delfín, a su sucesor pues, y se trata de William Alexis Velázquez Cruz, tercer regidor del Cabildo Municipal y quien tiene una relación muy pero muy estrecha, casi íntima, con Jorge Morales, hermano del alcalde.

 

            Es una tradición que cada gobernante próximo a entregar el poder, siempre buscará que el que lo suceda en el cargo sea alguien de su confianza, que pueda protegerlo de lo mal que hizo y de los desfalcos que pudo haber cometido. El regidor Velázquez Cruz lo es para Carlos Morales.

 

            Durante el periodo 2018-2021, Alexis Velázquez fungió como director del Centro de Cumplimiento de Sanciones Administrativas (CECUMPLE), mejor conocido como “La Popular”, donde van a parar todos los borrachines y personas que son captadas alterando el orden público.

 

Desde ahí, el hoy regidor permitió y fomentó que el juez Raúl Grajales Castillejos y el alcaide Anastasio Sánchez Ruiz, aplicaran multas que violaban el Bando de Policía y Buen Gobierno de Tuxtla Gutiérrez. Los detenidos no sólo eran despojados de sus objetos de valor y dinero por parte de los policías, sino también estos dos sujetos les imponían multas que iban de dos mil a los tres mil pesos, sin entregar ningún recibo ni documento oficial. Esto sucedía cuando el ordenamiento señala que el límite de una sanción sería de hasta mil 200 pesos.

 

Alexis Velázquez llegó a la regiduría por obra y gracia de Carlos Morales. Eso está claro. Preside la Comisión de Adquisiciones Juventud y Deporte, y a parte de la acusación anterior está implicado en otros actos de corrupción, nepotismo y tráfico de influencias. Además de ser un regidor a modo del alcalde capitalino: un títere al servicio del poder.

 

El tema de que será el sucesor en la presidencia municipal es, hasta el momento, un rumor, pero un rumor que suena bastante fuerte.

 

En el caso de que esto llegara a concretarse, cosa que se ve bastante difícil, Carlos Morales tendrá que hacer uso de sus influencias para conseguirle la candidatura. Tal como hizo él mismo para obtenerla en el pasado proceso electoral, en el que utilizó la cercanía que su hermano Plácido Morales tiene con el presidente López Obrador.

 

Es decir, si Alexis Velázquez Cruz llega a ser candidato a la alcaldía de Tuxtla Gutiérrez será por la vía de la ilegalidad y el abuso. A todo esto, su promotor tendrá que meterle una carretada de dinero para impulsarlo, ya que su imagen y casi inexistente carrera política no convence a nadie. Situación que quedó demostrada en la elección interna de Morena, en la que apenas logró mil 900 votos para ser consejero estatal de Morena a pesar de la impresionante cantidad de dinero que le metió, dinero que presuntamente salió de las arcas municipales.

 

Si no pudo llegar a ser secretario del partido siendo el consentido de Carlos Morales Vázquez, mucho menos que logre ser candidato a la alcaldía. Salvo que su protector –como ya dijimos- lo imponga a través del fraude y la arbitrariedad.

 

@_MarioCaballero

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