OPORTUNISTAS


El oportunismo ha estado siempre ligado a la política. Es un aspecto muy reprobable en muchos de nuestros políticos, esos que, buscando satisfacer sus apetencias e intereses personales, sacan ventaja de los cargos públicos y de las coyunturas que intervienen en los asuntos del poder.

Hago este introito para exponer los casos de dos personajes cuyo oportunismo esasqueroso. Se trata del ex secretario de gobierno y actual diputado federal, Ismael Brito Mazariegos, y de la diputada federal de Morena, Patricia Armendáriz Guerra, quienes están polarizando el ambiente en el estado y fomentando la desestabilización social con tal de alimentar sus aspiraciones a la gubernatura de Chiapas.

Empiezo con la diputada. Armendáriz Guerra entiende la política como el medio para enriquecerse y acaparar poder, que no para el servicio a los demás. Esto lo ha demostrado en sus polémicas intervenciones en la Cámara de Diputados, pero en especial en sus redes sociales donde incluso ha lanzado amenazas en contra de ciudadanos.

El 20 de marzo anunció en Twitter que buscaría participar en la contienda por la candidatura de Morena a la presidencia de la República. Esto en respuesta a la noticia de que el diputado Antonio Pérez Garibay, padre del piloto Checo Pérez, también se destapó como aspirante a señalada candidatura.

Así lo dijo: “Creo que los #empresarios de la #4T haríamos un excelente papel para tratar de llenar los zapatos de nuestro presidente @lopezobrador_ así que anuncio yo también mis aspiraciones presidenciales”.

Obvio, jamás llenaría los zapatos del presidente, comenzando por su arrogancia. En ese tuit y durante toda su vida ha demostrado que es elitista. A diferencia del primer mandatario que ha luchado y trabajado con y por los pobres de México, ella siempre se ha codeado con los hombres y mujeres de dinero, con los poderosos, con los que ha compartido la misma vida de lujos, de presunción y derroche. Peor todavía, menosprecia y estigmatiza a las clases humildes.

Cuando fundó su empresa Financiera Sustentable, en 2006, dijo que lo hacía con la finalidad de apoyar al “eslabón más bajo de la población”, que es como considera a la mayoría de los mexicanos.

A saber, Armendáriz nunca ha pisado con sus carísimas zapatillas los caminos y calles de los barrios populares de Chiapas, ni siquiera de su natal Comitán, cuna de hombres ilustres como don Belisario Domínguez, paradigma de moralidad y congruencia política. En otras palabras, no tiene empatía con la gente pobre.

Con esa mentalidad y comportamiento no puede decirse capaz de llenar los zapatos del tabasqueño. Por demás, su prepotencia es supina.

Cuando salió a apoyar a la familia del presidente tras la publicación del reportaje de la “Casa Gris”, que reveló que el hijo mayor de López Obrador vivió durante varios meses en una enorme mansión en Texas, escribió en sus redes sociales: “De donde sacan que la 4t tenemos que vivir a tortilla y frijoles?”. Su respuesta manifiesta su falta de tacto político y se encuadra en el dicho de “no me ayudes, compadre”.

El 25 de febrero de este año, protagonizó otra controversia en las redessociales al contestarle a la usuaria de Twitter @Lizgottik, que la tachó de incongruente ya que mientras Patricia Armendáriz defendía la reforma del gobierno federala favor de la disciplina financiera, se olvidaba que había sido partícipe de presuntos actos de corrupción durante los gobiernos de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, con los cuales colaboró.

Esto le contestó: “El pago (fue) en efectivo, mis comisiones eran en efectivo, llenaba yo mis cajones y los mandaba yo a suiza”.

No contenta con eso, la amenazó: “Voy a pasar una ley que persiga a quien pretenda dañar la moral de cualquier ciudadano sin fundamento. Denúncieme por lo pronto mentirosa. Te veo en tribunales @Lizgottik”.

Por todo esto, sus aspiraciones por la presidencia rápido se vinieron abajo. Por lo que dirigió su mirada al Gobierno de Chiapas. ¿Pero qué sabe de las necesidades de nuestro estado?

Patricia Armendáriz es chiapaneca sólo porque aquí nació, pero de ahí toda su vida la ha desarrollado en la capital del país. Ante su ignorancia y falta de argumentos para construir un buen proyecto político, se ha dedicado a despotricar sandeces en contra del estado y del gobierno, buscando –por supuesto- sus cinco minutos de fama ya que hasta la corrieron del programa de televisión de paga “SharkTank México” y tampoco puede presumir méritos porque inclusive la diputación que ahora ostenta la obtuvo por la vía plurinominal. Lo único que puede presumir es que es millonaria y consejera del banco Banorte.

En ese sentido, el ocho de junio tecleó un tuit infame: “Asesinaron al presidente municipal de teopisca en mi querido #chiapas que ha sido el estado más pobre y abandonado. Pero era un lugar seguro. Ahora impera la inseguridad las armas y la violencia. Ahora hasta en eso estamos abandonados. @lopezobrador_ @SEGOB_mx @ChiapasGobierno”.

Armendáriz Guerra habla desde su ignorancia y hambre de poder. Es muy lamentable, desde luego, el homicidio del alcalde de Teopisca, pero ella sabe muy bien que Chiapas está entre los estados más seguros del país, según el Secretariado Ejecutivo Nacional de Seguridad Pública, y el informe de Índice de Paz México lo clasifica en el tercer lugar con mejores avances en términos de paz durante el 2021.

Y eso de “mi querido Chiapas”, no se le cree. Porque, hasta eso, de no ser por sus aspiraciones políticas no estaría como ahora placeándose por los municipios. Eso, en buen castellano, se llama oportunismo.

EL OTRO CASO

En el caso deldiputado Ismael Brito, la situación es peor.


Ya hemos hablado en este espacio de que está traicionando al gobernador y que con la complicidad de Uriel Estrada Martínez, titular de la Auditoría Superior del Estado, ha venido extorsionando a los presidentes municipales: les exige recursos para su proyecto a la gubernatura a cambio de no fincarles delitos.

Igual que Patricia Armendáriz, está recorriendo los municipios de Chiapas en una clara campaña política anticipada bajo el pretexto de estar recogiendo las demandas de los chiapanecos y hacer gestiones. Eso también se llama oportunismo. Está aprovechándose de la investidura como representante popular para autopromocionarse.

Por si esto fuera poco, el ex secretario de gobierno tiene que aclarar de dónde obtuvo los 50 millones de pesos con los que adquirió 100 hectáreas de tierras de cultivo de caña de azúcar ubicadas en el municipio de Huixtla, que están a nombre de Gerardo Salinas, su presunto prestanombres, quien radica en Villa Comaltitlán.

No es todo. Su mediocre carrera política se empantana cada vez más al conocerse que su hermano Alejandro Brito Mazariegos, quien ha sido su cómplice en el despojo ilegal de terrenos, cometió el asesinato de un menor de edad al que atropelló en el municipio de Socoltenango, en 1984, y que también privó de la vida a otra persona en Tuxtla Gutiérrez, por cuyo crimen pasó varios años encerrado en El Amate, pero extrañamente obtuvo su liberación mucho tiempo antes de cumplir su condena.

Dicho sea de paso, el abuelo materno de Ismael Brito, Franklin Mazariegos, está señalado por el asesinato del señor Rodolfo Ponce Muñoz, también en Socoltenango.


yomariocaballero@gmail.com

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