EL SEÑOR DE LA HAMACA

Juan Oscar Trinidad Palacios

A escasos tres días de haberse celebrado el Día Internacional para la Tolerancia, el 19 de noviembre de 2015 un portal de noticias se encarga de dar a conocer el mega sueldo de 159 mil 513 pesos netos mensuales que recibe Juan Oscar Trinidad Palacios como presidente de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos de Chiapas. Exactamente, en uno de los estados más pobres del país. No por nada a México se le conoce como el país de sálvese quien pueda.

Por ser los derechos humanos un tema imprescindible para la vida moderna y las relaciones intergubernamentales, la CEDH debe representar algo así como un dique contra la impunidad. Sin embargo, por más de quince años ha padecido del absurdo y la manía de quienes la han tutelado, de la barbarie que la ha deshumanizado para servir a intereses ajenos y satisfacer los caprichos del poder.


LAS PESADILLAS

De ese tiempo para acá, sólo un hombre en dicha comisión se ha preocupado por las denuncias y las desgracias de los chiapanecos, y de no haber sido porque Pablo Salazar se encargó de bloquearlo, enfrentarlo y por último correrlo del estado, su trabajo hubiera sido la más valiosa aportación en la defensa de los derechos humanos de la época actual.

El abogado Pedro Raúl López Hernández fue considerado un enemigo para Salazar Mendiguchía, que durante los seis años de su mandato se dedicó a pisotear a cuanta institución se le pusiera enfrente, pero su mayor coraje fue hacia la CEDH y al ombudsman que se atrevió a señalar al régimen como mal gobierno.

Salazar no permitió que nadie se le sublevara y mucho menos le hicieran acusaciones de ninguna índole; de tal manera, López Hernández tuvo que pagar muy cara su "insolencia". Y para hacer el trabajo sucio Salazar tenía dos grandes alfiles: Rubén Velázquez López (en la Secretaría de gobierno) y Mariano Herrán Salvatti (en la extinta Fiscalía General de Justicia de Chiapas).

Una noche Pablo Salazar mandó a balancear la casa del corpulento abogado, pero su intención no era matarlo sino amedrentarlo, y para que quedara claro de donde venía el ataque Mariano Herrán se presentó en el lugar en chanclas y bermudas disque para tomar nota y auxiliar a Pedro Raúl. Se necesitaba ser muy tonto para no entender el mensaje.

En otra ocasión, después de salir del hospital por la golpiza que le dieron unos enviados de Salazar en el mercado San Juan, el abogado López Hernández, acompañado de varios colaboradores de la comisión de derechos humanos, recibe una llamada de Rubén Velázquez, que le dice: "Ya déjate de pendejadas, cabrón. Ya tienes hasta la madre al gobernador. Si no te dejas de chingaderas se va a poner peor. Así que piénsalo bien por ti y por tu familia".

Pero el ombudsman siguió fiel a su encomienda. Pablo, al darse cuenta que las amenazas no funcionan contra Pedro Raúl, exige al Congreso del Estado su desafuero. Lo logró. A fin de cuentas, la gran mayoría de los diputados eran sus palafreneros, y los que no simplemente los compró o los amenazó.

Ya sin la protección del fuero constitucional, el abogado huye escondido en la cajuela de un coche de uno de sus amigos, bajo el amparo de la noche, como si se tratara de un delincuente.

Juan Sabines Guerrero actuó distinto. Con personajes a modo al frente de la CEDH se dispuso a ocupar el presupuesto, agigantar la nómina y cubrirse las espaldas. Y poco le importaron los reclamos de haber colocado a Florencia Madariaga Granados en la presidencia del organismo, a pesar de saber que éste era un policía corrupto, un peligro para la sociedad y un violador de las leyes.

En ese ciclo lo único que significó la CEDH fue la defensa del libertinaje en los niveles más bajos de la conducta personal y pública, la servil condición palaciega y los privilegios. Ademas, las luchas por el poder fueron internas, siendo la más memorable de todas la que sostuvieron los consejeros Diego Cadenas Gordillo y Lorenzo López Méndez. La estupidez en potencia.

LAS VIOLACIONES

Si de algo carece Juan Oscar Trinidad Palacios para sustentar el cargo, es de falta de autoridad moral. Para empezar no cumple con los requisitos que mandata la ley, a la que viola con la misma fogocidad de un cura pederasta.

El artículo 25 de la Ley de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, en su fracción tercera, dice que todo aquel que desee la envestidura de ombudsman debe contar con experiencia en materia de derechos humanos o en su caso actividades afines reconocidas por las leyes mexicanas.

Evidentemente, Trinidad Palacios no cuenta con una carrera en la defensa de los derechos humanos porque su trabajo no es ese, sino ser un politico que vive del presupuesto, siempre amamantado por el PRI. Y las únicas actividades que sí le reconocen las leyes mexicanas son los delitos de fraude, acoso sexual y abuso de autoridad que cometió en su paso por la dirigencia estatal del PRI.

Parte de esto es la fortuna millonaria en sus cuentas bancarias, los ranchos ganaderos de su propiedad y las residencias cuyo valor de compra no corresponde con el nivel que se supone debieron ser sus ingresos.

La fracción sexta del mismo artículo, dicta que dicha persona debe gozar de buena reputación y no haber sido condenado por delito intencional; pero si se tratare de fraude, robo, abuso de confianza, entre otros, lo inhabilitará para el cargo.

Dicho esto ¿de qué reputación dispone Juan Oscar Trinidad?

La que más se le acómoda es la de corrupto y ladrón. La imagen perfecta de lo expuesto es el conflicto que tiene desde hace cuatro años con el médico veterinario Ricardo Cano, que aseguró interponer una demanda por fraude y falta de cumplimiento de contrato en contra de Oscar Trinidad en los próximos días.

Ricardo Cano afirma que el ombudsman le debe una fuerte cantidad de dinero desde el año 2011 por varias gestiones. Por las cuales Trinidad se vio beneficiado con 300 cabezas de ganado con constancias originales para los 4 ranchos de su pertenencia. Y hasta el día de hoy se le niega a pagar.

Una violación más es que al mismo tiempo de que es presidente de la comisión de derechos humanos, es notario público número 21 con residencia en Tonalá, su ciudad natal.

EL SUELDAZO

El sueldo de 159 mil 513 pesos netos mensuales de Oscar Trinidad es una ofensa para los chiapanecos. Sobre todo porque Chiapas es uno de los estados que presenta mayor grado de marginación y pobreza extrema, y donde familias sufren desnutrición porque no les alcanza para proveerse una buena alimentación.

El mega sueldo del ombudsman supera por mucho al de sus pares, como al del Distrito Federal que gana 119 mil 418 pesos netos mensuales, y al de Nuevo León, que tiene un ingreso neto mensual de 95 mil 397 pesos. Por mencionar a dos de los estados con mayores índices de desarrollo humano.

Por otro lado, el de Oaxaca gana mensualmente 68 mil 535 pesos netos y el de Guerrero 85 mil 4 pesos, siendo estados con niveles de pobreza similares a Chiapas.

Además del generoso sueldo de Trinidad Palacios, tres visitadores ganan 87 mil 242 pesos netos y el secretario ejecutivo otros 112 mil 814 pesos. En otros estados de la República los sueldos de estos funcionarios oscilan entre los 25 y cien mil pesos.

Lo que eleva la indignación es que Juan Oscar Trinidad cobra ese mega sueldo sin trabajar, estando en su hamaca. Porque según informes de organismos sociales, Chiapas es el lugar donde más casos de violaciones a los derechos humanos se presentan. Como ejemplo, el año pasado la CEDH emitió nada más 11 recomendaciones. Leyó usted bien: "O-N-C-E recomendaciones". Y la mayoría de ellas fue para la Procuraduría General de Justicia del Estado.

A la sazón, ¿a qué dedica el tiempo Oscar Trinidad si nunca está en su oficina? ¿A reírse a carcajadas porque a él no le afecta la austeridad? ¿A disfrutar la vida en la molicie mientras en otras esferas del gobierno se aprietan el cinturón para eficientar el ejercicio presupuestal?

Expertos en la materia aseguran que no hay un trabajo efectivo en la promoción, defensa, respeto, estudio y divulgación de los derechos humanos por parte de la CEDH en Chiapas, y que Juan Oscar Trinidad es un obstáculo para el buen desempeño del organismo defensor. Y nosotros, al ver los pésimos resultados, lo constatamos.

Es necesaria la intervención del Congreso del Estado que debe, portentosamente, hacer cumplir la ley a cabalidad, recuperar la confianza del organismo y remover a Oscar Trinidad, porque ya basta de que a los chiapanecos les sigan viendo la cara.

La solución está en las manos de ellos.

yomariocaballero@gmail.com

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